viernes, 1 de febrero de 2008

U.2. Análisis de la estructura socioeconómica de México de 1910 a 1940

Estado Corporativo




Si un gobierno en un sistema democrático justifica su aceptación universal y el Estado de derecho por medio del voto, el sistema político mexicano tuvo otra fuente de legitimidad: la paz social, el crecimiento económico y la disponibilidad de arreglos pacíficos entre grupos y sectores. Fuera de la luz pública, con escasa libertad de expresión, el sistema político mexicano fue capaz de brindar un medio ambiente de estabilidad política dentro del que casi todos cabían y podía llegarse a arreglos entre grupos opuestos, una especie de gran árbitro inapelable al que se sometían esos grupos. Y, más aún, eran receptores de favores y privilegios a cambio de lealtad al PRI, oculta o abierta.

Lázaro Cárdenas (1934-1940) tomó al PNR y lo trasforma en 1936 en el Partido de la Revolución Mexicana imprimiendo su sello: la sociedad como la entiende este presidente no está formada por personas individuales y diferentes, sino por grupos y, por eso mismo, el partido debe representar a esos grupos. El PRM es un partido corporativista y sectorial, de estado. Incluye a los obreros, los campesinos, el sector popular y, por corto tiempo, a los militares. Los sindicatos, las asociaciones agrarias, los organismos populares conforman al PRM en un juego de mutuo beneficio: privilegios a cambio de reconocimiento.Se le llama cardenismo y tiene connotaciones sagradas: es el “tata” el que manda, y él ordena la propiedad ejidal, la educación socialista, los privilegios obreros, la intervención estatal en la economía, la reforma agraria, la estatización de ferrocarriles y petróleo. En pocas palabras, el gobierno es la nación y el gobierno es el PRM. No es una cuestión de ganar elecciones entre varios partidos, sino una de reconocimiento de la legitimidad por la concesión de subsidios, seguridad social, salario mínimo, prestaciones laborales, concesión de tierras. Su influencia perdura hasta la actualidad y se ilustra muy bien en el reclamo de los ciudadanos que ante cualquier problema dicen que “el gobierno debe hacer algo”.No existía división de poderes, pero el sistema político mexicano dio entrada a corporaciones representantes de grandes sectores sociales de mayorías que reconocieron al gobierno y su legitimidad.
El sistema político mexicano era extraño y oculto, pero sus resultados eran tangibles: paz social, crecimiento y favores sectoriales. Los conflictos se resolvían sin desorden público en la inmensa mayoría de las ocasiones. Y sin duda, había talento político y prudencia en la clase política, la que no exhibió como regla personalismos extremos.López Montiel señala que el sistema político mexicano fue excepcional en la naturaleza de su autoritarismo. Si un atributo del autoritarismo es la concentración del poder en unas pocas personas, el sistema político mexicano admitió a un número mayor en la toma de decisiones. Y apunta también que la esencia del corporativismo del sistema político mexicano se fundó en la reciprocidad: los sectores que reconocían a la autoridad eran sus aliados a cambio de apoyos y beneficios y con una admirable capacidad de inclusión de grupos, incluso antagónicos, bajo su autoridad.El corporativismo hacía las veces de contrapeso al poder, con la CTM y su largo tiempo líder, Fidel Velázquez, los grupos corporativos se hacían escuchar y las decisiones, tras bambalinas, eran respetadas. Esto originó la costumbre mexicana de encontrar explicaciones en acuerdos ocultos entre grupos políticos, pues lo ventilado en la prensa no era creíble. Y arraigó también la noción de entender a los presidentes como personajes todopoderosos, que debían tener capacidades y poder elevado para cumplir sus funciones.
COMENTARIO: EL CORPORATIVISMO SIGNIFICA EL CONTROL DEL ESTADO EN RELACIÓN A LOS GRUPOS SOCIALES. DURANTE EL CARDENISMO ¿FUE BENÉFICA ESTA ACCIÓN PARA LOS GRUPOS SOCIALES, EN ESPECIAL PARA LOS TRABAJADORES?

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